Daniel Horacio Langdon recorre cárceles de Buenos Aires desde 1983. Su sentido de espiritualidad como vocación de servicio ha sido fuente de inspiración para grupos de voluntarios por décadas.
Poco después de recibir la missio canónica como Profesor en Ciencias Religiosas1, comenzó su camino en la Pastoral Carcelaria brindando asistencia espiritual a personas privadas de libertad. Hasta el 2000, fue coordinador de la región AMBA, a cargo de la constitución y capacitación de equipos de voluntarios y sacerdotes que brindaban actividades en las distintas Unidades Penales. En ese tiempo, coordinó encuentros regionales de la Pastoral, que reunían a 200 voluntarios.
En 1996, el contacto con el modelo de ONGs lo decidió a conformar una Fundación propia, no confesional, para incorporar a su tarea otras herramientas y modalidades de trabajo en la búsqueda de profundizar el impacto positivo de su vocación. Junto a la counselor Mabel Carrera, conformaron y capacitaron a un equipo de counselors que actualmente representan el corazón de Volviendo a Casa.
A partir de allí, Daniel incorporó continuamente nuevas herramientas, desde una mirada pluricultural centrada en el potencial de la espiritualidad, la palabra y el cuerpo como motores de cambio personal. Se formó en Terapia del Sonido2, Estudios Chamánicos3, Respiración y Atención Plena4, Reiki5, Voz y canto de los Armónicos6, y participó de retiros de silencio budistas7.
La tarea de Daniel en Volviendo a Casa es central. Cada semana está al frente de los grupos de trabajo de cada uno de los programas de la Fundación en cárceles, hogares y paradores. Su cuenco tibetano inicia las mañanas de los sábados del grupo Caminante; en su sonido los participantes se reencuentran consigo mismos, para iniciar su propio camino hacia una vida mejor.