Los grupos -que comenzaron destinados a personas egresadas de cárceles para luego extenderse a personas en situación de calle, con adicciones u otros contextos de máxima vulnerabilidad- pretenden que cada participante alcance el respeto por sí mismo y por el otro, y contribuya a su responsabilidad dentro de la comunidad. Para eso, establecemos un vínculo, basado en el compromiso, a través de un proceso de counseling individual y grupal. La reflexión, la terapia del sonido y la meditación, junto a la educación en valores humanos, buscan construir desde la toma de conciencia de las fortalezas interiores de cada individuo.